
¿Con qué cara se presenta uno en clase después del fallo garrafal que había cometido?
Con cara de circunstancias, un intento de cara de póker que no conseguía ocultar que tenía un nudo en el estómago de tamaño de un balón de baloncesto.
-Buenos días... - saludé, sentándome en mi sitio.Delilah y Paul se levantaron de un salto y vinieron hacia mí.
Francis me dedicó una mirada de odio que ya esperaba recibir. Tiffany, una de admiración que también me esperaba, ya que Bel también era su competencia.-¿Qué ha pasado? - preguntó Delilah, sentándose en mi mesa
-¿Con lo de Bel? - preguntéPaul sacudió la cabeza, quitándole importancia al asunto.
-Bel tiene unos prontos insufribles. Ya se le pasará - dijo - Lo decimos porque normalmente, a primera hora de la mañana sólo eres capaz de decir "mnsnos días'' y eso si tenemos suerte.-No tienes muy buen despertar que se diga - añadió Delilah
-Menos mal que no veníais a machacarme, ¿no? - les dije, empezando a sacar los libros de la mochila-Va, ahora en serio - dijo ella - ¿Qué es lo que ha pasado entre ayer y hoy para ocasionar este gran cambio de humor?
Torcí la boca, pensando si debía invemntarme alguna excusa o soltárselo siomplemente. por desgracia, no tenía suficiente imaginación como para explicar ese cambio de humor que no fuera haber ganado la lotería. Y no era demasiado creíble.
Cogí aire, clavando la vista en los libros.
-¿Os acordáis de aquella chica de la que os hablé? - pregunté - A la que le había cantado en su cumpleaños...
Asintieron, como buenos expectadores, pero no dijeron nada.
-Pues está durmiendo en un colchón en el suelo de la habitación de mi hermana - rematé.
Delilah ahogó un chillido.
-¡Sabía que te gustaba! - exclamó.
-Si ni siquiera la conoces...
-¿Y os habéis liado o algo? - preguntó Paul, enarcando una ceja.
-No - respondí, tajante
Sacudió lña cabeza.
-Panoli. - bufó.