jueves, 3 de septiembre de 2009

15. See the World (The Kooks)

Antes de empezar, voy a hacer una aclaración. Las frases escritas en cursiva están en castellano, mientras que las de escrituraa normal siguen en inglés.^^













Llegué a casa con la certeza de que iba a tener que ir a ensayar aunque me atara con una cadena a la puerta de casa.

Ni dije ni una palabra en toda la comida, pero por suerte nadie me preguntó que era lo que había pasado para que estuviese así. Tenía tanta tensión acumulada que iba a saltar contra el primero que me hicese esa pergunta. Por desgracia, o suerte según se mire, la pregunta de mi hermana fue otra.

-¿Te llevas a Helena al ensayo?

Me atraganté de tal modo que tardé por lo menos cinco minutos en parar de toser.

-¿Para que vea como me linchan? - repliqué

Margot puso los ojos en blanco.

-No seas idiota. Me voy a entrenar y no es plan de que se quede otra vez sola en la piscina.

-Esto... ¿os importaría no hacer eso? - preguntó Helena, ladeando la cabeza.

-¿Hacer qué? - le dijo mi hermana.

-El inglés. Abrís la boca y lo único que oigo es ''bla, bla, bla...''

-Terminarás acostumbrándote. - le aseguró Margot. - Si nosotros lo hemos hecho...

Huelga decir que al final perdí la pelea.

No sé como lo hace, pero siempre conseigue convencerme de todo. Debe ser que tengo menos fuerza de voluntad de la que me imaginaba... Fui todo el camino casi sin respirar, imaginando a Delilah gritando en cuando entráramos por la puerta.

-En fin, que sea lo que Dios quiera... - musité, posando la mano en la puerta.



miércoles, 26 de agosto de 2009

14. I Want You Back (Jakson 5)






¿Con qué cara se presenta uno en clase después del fallo garrafal que había cometido?
Con cara de circunstancias, un intento de cara de póker que no conseguía ocultar que tenía un nudo en el estómago de tamaño de un balón de baloncesto.
-Buenos días... - saludé, sentándome en mi sitio.
Delilah y Paul se levantaron de un salto y vinieron hacia mí.
Francis me dedicó una mirada de odio que ya esperaba recibir. Tiffany, una de admiración que también me esperaba, ya que Bel también era su competencia.
-¿Qué ha pasado? - preguntó Delilah, sentándose en mi mesa
-¿Con lo de Bel? - pregunté
Paul sacudió la cabeza, quitándole importancia al asunto.
-Bel tiene unos prontos insufribles. Ya se le pasará - dijo - Lo decimos porque normalmente, a primera hora de la mañana sólo eres capaz de decir "mnsnos días'' y eso si tenemos suerte.
-No tienes muy buen despertar que se diga - añadió Delilah
-Menos mal que no veníais a machacarme, ¿no? - les dije, empezando a sacar los libros de la mochila
-Va, ahora en serio - dijo ella - ¿Qué es lo que ha pasado entre ayer y hoy para ocasionar este gran cambio de humor?
Torcí la boca, pensando si debía invemntarme alguna excusa o soltárselo siomplemente. por desgracia, no tenía suficiente imaginación como para explicar ese cambio de humor que no fuera haber ganado la lotería. Y no era demasiado creíble.
Cogí aire, clavando la vista en los libros.
-¿Os acordáis de aquella chica de la que os hablé? - pregunté - A la que le había cantado en su cumpleaños...
Asintieron, como buenos expectadores, pero no dijeron nada.
-Pues está durmiendo en un colchón en el suelo de la habitación de mi hermana - rematé.
Delilah ahogó un chillido.
-¡Sabía que te gustaba! - exclamó.
-Si ni siquiera la conoces...
-¿Y os habéis liado o algo? - preguntó Paul, enarcando una ceja.
-No - respondí, tajante
Sacudió lña cabeza.
-Panoli. - bufó.

lunes, 24 de agosto de 2009

13. A Hand To Hold ( The Goldbergs)






Con una toalla sobre los hombros y chorreando agua por cada mechón de pelo, me dejé caer en una de las tumbonas dispuestas en torno a la piscina. Parecía que habíamos dado un salto hacia atrás en el tiempo, como si fuera alguna de esas películas de ciencia ficción que ponían por las noches de verano en el descampado de nuestro antiguo barrio.
¿Por qué se me daba por hacer esa comparación?

La aparté de mi cabeza en un segundo.

-¿Y cómo es qué estás esperando tú sola? - le pregunté.

-Era o esto y o ir con tus padres al trabajo - sonrió - Pero pensé que ibas a volver más tarde...

Bajé la mirada hasta clavarla en el suelo.

-Hubo un cambio de planes - improvisé.

Debía ser cierto eso de que las cosas importantes suceden todas de golpe...

-Eso suena a malas noticias - observó.

-Es muy complicado de explicar

-Ya empezamos... - suspiró.

Sonreí, tumbándome boca arriba sobre la toalla.

-¿Ya empezamos a qué? - le pregunté

-A cerrarnos en banda.

¿Cuánto tiempo hacía que no mantenía una conversación en castellano? Hasta con mi hermana y mis padres hablaba habitualmente en inglés.

Qué difícil era seguir el hilo de lo que estábamos hablando cuando tenía tantos detalles en los que fijarme...

martes, 4 de agosto de 2009

12. She (The Sunday Drivers)



Hay personas que en mi situación habrían maldecido a todos los dioses del firmamento, habrían tenido que aguantar las lágrimas a duras penas, habrían dado la vuelta corriendo para pedir perdón.
Pero yo no soy de esas personas.
Por eso, en el momento en que llegué a mi casa, me fui directamente a la piscina.
Nadar siempre ha servido para despejarme las ideas, y tenía un par de horas antes de que Margot llegara a casa. Mis padres no volverían hasta la hora de cenar y para entonces ya habría conseguido desterrar lo sucedido en algún rincón alejado de mi mente.
Me incliné sobre las superficie en calma del agua. A esas horas, la urbanización estaba totalmente desierta. Mis dedos rozaban la superficie líquida, pero mi mente volaba a mucha distancia...
Tal vez por eso no me di cuenta de que caía hasta que mi cuerpo chocó contra el agua helada.
Braceé angustiado para salir de nuevo a la superficie, para encontrar de nuevo aire con que llenar mis pulmones. Nadé con brazadas torpes hacia el bordillo de la piscina, tosiendo y escupiendo agua. Y escuchando una risa demasiado familiar en mis oídos.
Levanté la vista, haciendo visera con la mano para protegerme del sol.
Una chica morena, vestida con una amplia camiseta de blink-182 por encima del bañador y unas gafas de sol sobre sus ojos, luchaba por aguantar las carcajadas que salían de sus labios.
-Deberías haber visto la cara que has puesto - dijo, levantándose las gafas de sol.
Una mirada verde se clavó en mis ojos.
-¿He... Helena? - balbuceé.
Ella enarcó una ceja.
-No, el fantasma de la Navidad pasada - ironizó, tendiéndome la mano para ayudarme a salir del agua.
La cogí.
-Esto... ¿Llevas algo de valor encima? - pregunté.
Helena negó con la cabeza suavemente una milésima de segundo antes de que tirara de ella y aterrizara en el agua a mi lado.

domingo, 26 de julio de 2009

11. Nobody Said Life Was Fair (The Rubinoos)


El desastre empezó con una frase inocente.
-Quiero que cantes en la actuación del colegio.
Levanté la vista hacia Delilah con cansancio.
-Lo que quieres es que Bel me arranque la cabeza - le dije.
Kouran, ella y yo íbamos de camino al ensayo. Cuando empezó el verano los habíamos adelantado a las cuatro para así poder tener la tarde libre y Kouran se pasaba de vez en cuando de camino a su clase de canto.
Adam! - protestó, ladeando la cabeza - Hasta que no te escuche cantar no me voy a quedar contenta.
-Cantar es algo entre la ducha y yo.
Me giré hacia Kouran buscando aprobación, pero ella se limitó a encogerse de hombros.
-Yo estoy de acuerdo con Delilah - sonrió.
Resumiendo, esa conversación fue el motivo por el cual estaba en el pequeño escenario del estudio, con la guitarra en las manos y cantando Walter Reed de Michael Penn, rezando para que Bel no llegara justo en ese momento.
-All I want to do is hide. It's graduation day and everything I learned inside didn't seem to pay...
La puerta se abrió chirriando. Clavé los dedos en el mástil de la guitarra, maldiciendo mentalmente a Murphy y sus leyes de la probabilidad.
Bel me miró de arriba abajo, mientras los últimos acordes de la canción se perdían.
-Menos mal que no cantabas - comentó.
Puse mi mejor cara de póker, bajando del escenario de un salto.
-Ella insistió - repliqué, señalando a Delilah
Delilah asintió con la cabeza, pero él no le hizo caso.
-No te necesitamos aquí - continuó.
-El único motivo por el que estoy en el grupo es porque me lo habéis pedido. - contraataqué.
-Para eso, mejor que te hubieras quedado en España con la puta de tu novia.
No me había enfadado de verdad hasta ese momento, pero en cuanto esa frase salió de sus labios... no sé, algo dentro de mí despertó.
-A ella no la metas en esto - siseé.
Él esbozó una sonrisa arrogante.
-¿O si no qué? - preguntó
No recuerdo exactamente qué pasó a continuación, pero dos segundos más tarde Bel estaba en el suelo, sangrando por la nariz, y Paul me tenía sujeto por los hombros para que no me abalanzara sobre él.
Suspiré, recogí mis cosas y salí por la puerta sin despedirme.

sábado, 18 de julio de 2009

10. Singing (Najwajean)



No seguí con el tema y ellos tampoco preguntaron, así que Helena se convirtió en una especie de mito dentro de la banda.
A pesar de todas las quejas y pegas que puse, entré. Delilah y Paul no pararon hasta que acepté, Denise estaba encantada y Bel se conformaba, que no era poco. Comenzó entonces lo que ahora llamamos el ''período de transformación''. Ensayábamos tres tardes a la semana, y de vez en cuando tocábamos en el local de los padres de Paul. En un par de meses mi nivel de inglés evolucionó tanto que habría dejado a mi antigua profesora pasmada; empecé a ver las películas en inglés en vez de castellano, a escribir habitualmente en ese idoma, a coger el acento de Manchester. Aparqué, sin querer, el contacto que tenía a través de msn, facebook y e-mail con la gente de Santander.
Era como si hubiera dos Adams, en que había dejado a Santander y el que había empezado una vida nueva en Inglaterra. Yo no me daba cuenta de esto, pero sucedía. Mi vida anterior cada vez se alejaba más.
No pude ir a Santander en Navidades porque tenía que preparar un exámen de Física, y en Pascua mis padres nos llevaron a Bélgica, así que el curso se pasó en un suspiro sin que pudiera encontrar de nuevo ese Adam que se había quedado en España.
El verano se iba acercando y con él los exámenes finales y una primera gran oportunidad: el concierto de final de curso del colegio. No parecía mucho, pero el ganador podría actuar en el festival de verano de nuevos talentos en Liverpool.
Las cosas empezaban a ir sobre ruedas, hasta dos días antes de terminar las clases. Todavía (o mejor dicho, aún) no tenemos un nombre para lo que ocurrió. Sentimientos encontrados se acerca bastante a la definición, pero no me termina de gustar.
Tal vez sea mejor que, como me dijo Denise en una ocasión, deje hablar a la música cuando las palabras fallen.
''Beyond the visible world, a man's body has chosen his place to live, his whole life was dead and dead he chose to live. I will sing him a true song, a man like him must need. I'm the dust, he's the sea, singing out four song, singing out for free, singing for stranger. Because you are forsaken like all those little gods because good and bad are crying for desire. So I exchange my body for a song...That's why we all beyond the worls we chose to live. That's what we need singing free, singing free. That's what we need because you are forsaken like all those little gods up high, because good and bad are crying for desired ones. So I exchange my body for a song... a little while''

Más allá del mundo visible, el cuerpo de un hombre eligió su lugar para vivir, su vida entera había muerto y en la muerte él eligió vivir. Le canté una canción de verdad, un hombre como él la necesitaba. Yo soy el polvo y él el mar, cantando nuestra canción, cantando la libertad, cantando por un extraño. Porque tú estás olvidado como todas esos pequeños dioses porque lo bueno y lo malo lloran por un deseo. Entonces intercambié mi cuerpo por una canción,,, Esra es la razón por la que más allá de las palabras elegimos vivir. La razón por la que necesitamos una canción de libertad. La razón por la que tú fuiste olvidado como todos esos pequeños dioses de allá arriba, porque lo bueno y lo malo están llorando por sus deseos. Cmabié mi cuerpo por una canción... hace tiempo...

lunes, 13 de julio de 2009

9. Love me (Eminem, Obie Trice & 50 Cent.)





Ya no había salida. Había metido la pata hasta el fondo, y sin darme cuenta.

-Nadie que conozcáis - resolví, volviendo a concentrarme en mi guitarra.

La mayoría de la gente se habría dado por satisfecha con esa explicación o por lo menos habría entendido que no quería hablar del tema. Pero Murphy ya dijo que si algo malo puede pasar, pasa.

-Eso es lo que dices tú - se quejó Delilah.

-Vive en Santander.

Delilah puso ojos de perrito abandonado, pero negué con la cabeza.

-Vamos, Adaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaam - suplicó - Dame una buena razón para no decírmelo...

-Te doy dos. Punto uno, no hablo de estas cosas. Punto dos, - me volví hacia Denise - no te lo tomes como algo personal, pero conoces demasiado a mi hermana y... lo último que quiero es que se entere de esto...

Ella asintió sin decir nada. No se lo tomó mal, y he de admitir que eso fue un gran tanto a su favor.
-De todos modos, no creo que sea importante que sepáis su nombre. - continué- Es una vieja amiga. Y sólo canté para ella porque era su cumpleaños.
Si creía que con eso iba a conseguir quitarle importancia al asunto, me equivoqué. Delilah y Denise soltaron un "ooooooh" al unísono.
-Y eso que es solo una amiga - comentó Paul.
-Lo es - repliqué.
Y no mentía. En ningún momento habíamos pasado del solo amigos, así que técnicamente era verdad lo que les había contado. A pesar de que no se lo creyeran.

martes, 7 de julio de 2009

8. Let's start a band (Amy McDonald)



En el momento en que pisé las escaleras del conservatorio, me di cuenta de a qué había ido.
Conocía, aunque no muy profundamente, a las dos personas que esperaban junto a Paul y Delilah. La primera era un chico bastante alto, con el pelo largo de color castaño cobrizo, que movía la cabeza al ritmo de una música que sonaba en los auriculares de su iPod. Bel, el novio de Francis.
La segunda era Denise, compañera de clase de mi hermana y una de sus nuevas amigas. Llevaba su larga melena oscura y rizada recogida en una coleta alta y estaba hablando a media voz con Delilah.
Pero lo importante era el conjunto, porque Delilah no era capaz de pasar más de cinco minutos hablando con una persona sin comentarle algo de su grupo: "Without a trace"
-¡Adam! - gritó ella, viniendo hacia mí. - ¿Listo?
Ladeé la cabeza
-¿Para qué? - pregunté.
-Se nos ha marchado un guitarrista a Estados Unidos, así que te necesitamos - explicó.
Se me formó un nudo en el estómago del tamaño de un balón de fútbol.
-Delilah, yo no canto en público - protesté.
-Tonterías.
Antes de que pudiera decir nada más, me agarró por la muñeca y tiró de mí hacia el interior del edificio. Los demás nos siguieron sin poder contener la risa.
Paul llevaba la llave de uno de los estudios del conservatorio, una sala no demasiado grande, con un escenario y varias sillas desperdigadas por la estancia. Paul, como movido con un mando a distancia, se encaminó rápidamente a la silla que había frente a la batería y empezó a marcar un ritmo constante con el pedal del bombo. Y como obedeciendo a esa señal, Bel sacó su bajo de la funda y empezó a afinarlo con aire desganado; mientras Denise se sentaba junto al piano y tocaba un par de notas sueltas.
Delilah se asomó por encima de mi hombro para ver mi guitarra. Soltó un silbido de admiración.
-Me veo reflejada en la pintura - bromeó.
-Soy muy maniático con estas cosas - dije, encogiéndome de hombros.
-¿Cantas o solo tocas? - me preguntó.
Iba a responder, pero Bel me interrumpió.
-Ya tenemos cantante
Por si no lo habéis adivinado, era él.
Paul salió en mi defensa sin levantar la vista de la batería.
-Sólo era una pregunta, Bel.
-No tienes de que preocuparte - añadí yo - Yo solo he cantado delante de una persona y ella es...
Me interrumpí antes de decir su nombre, pero ya era demasiado tarde.
Había conseguido que los ojos de los cuatro se clavaran en mí.
Delilah enarcó una ceja.
-¿Ella es...? - preguntó.

lunes, 6 de julio de 2009

7. Yo nací para estar en un conjunto (Pereza)


A este día hoy lo llamamos el despertar, pero en ese momento era simplemente un martes a última hora.
Delilah llevaba todo el día con esa expresión de estar tramando algo que parecía imborrable en su cara, así que ya estaba empezando a sospechar. Pero para nada me imaginaba lo que me preguntó en cuanto sonó el timbre que marcaba el final de las clases.
-¿Haces algo esta tarde? - me preguntó.
Martes. Eso implicaba que mi hermana tenía entrenamiento, mi padre trabajaba hasta tarde y mi madre se pasaría la tarde en el gimnasio.
-Disfrutar de mi soledad, supongo - bromeé
Su sonrisa se ensanchó.
-Nos vemos a las 5:30 frente al conservatorio de música. - dijo, mientras recogía sus cosas rápidamente - Y traete la guitarra.


Mi guitarra llevaba metida en su funda desde el día en que habíamos llegado a Manchester. No tenía demasiadas ganas de tocar y, además, todos esos recuerdos que quería evitar volvían en el momento en que rasgaba las cuerdas.
Quedaba media hora para las cinco, la hora a la que debería salir de casa para poder llegar a tiempo al conservatorio a pie. Y la tentación fue más grande que el miedo a los recuerdos.
La Fender Stratocaster negra descansaba de nuevo entre mis manos, en el lugar en que siempre había estado.
No hacía ni tres años que me la habían regalado, y en ningún momento me había planteado comprar una nueva. Era mi guitarra, y era incapaz de verme con otra.
Antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba haciendo, acordes sin sentido empezaron a sonar en la casa vacía hasta que se juntaron para formar la melodía de "Highway to hell''.
Sonreí.
Era una sensación a la que no renunciaría por nada del mundo.

lunes, 29 de junio de 2009

6. Sgt Peppers Lonely Hearts Club Band (The Beatles)



Nunca he sido una persona demasiado aficionada a los cotilleos.
Y tal vez sea por eso por lo que siempre termino enterándome de todo antes que el resto de la gente.
Esto lo digo porque, apenas un par de semanas después de empezar el instituto, ya había descubierto todas esas relaciones que no se pueden ver a simple vista.
La primera en confiarme un secreto, su secreto, fue Delilah. No me lo habría esperado de otra forma, porque saltaba a la vista que se le iban los ojos detrás de Paul. Al parecer, un par de meses antes, al terminar el curso, Delilah había estado saliendo con un... príncipe azul... que le había hecho mucho daño. Y por esa razón, nunca había hablado con Paul de lo que sentía. Prefería dejar fluír las cosas, porque con ser simplemente su amiga ya le bastaba.

Y, por lo menos, lo tenía más fácil que Tiffany. Su problema era algo más... ¿complicado de solucionar?
No era que ella y Francis se llevaran mal, o él no le hiciera caso. Más bien... Bueno, el caso es que él ya tenía novio. Como ella solía decir, tenía el doble de trabajo que Delilah.
Lo que más me gustaba es que ella siempre se lo tomaba de muy buen humor, y aguantaba si parpadear todas las bromas de Delilah, de Paul y, lo reconozco, de vez en cuando alguna mía.

Paul vivía totalmente en la ignoracia de lo que pasaba a su alrededor. No hacía falta más que hablar con él durante unos minutos para desconectar del resto del mundo. Era como la voz de la conciencia del resto del grupo, el que siempre conseguía poner paz en cada uno de los problemas.

Y ahora, siendo sincero, Francis todavía no confiaba en mí del todo. Lo cierto es que nunca habíamos tenido una conversación más profunda que las respuestas de los exámenes de filosofía. Ni tampoco yo me esforzaba demasiado en hablar con él. Teníamos... una relación bastante extraña.

Por aquel entonces, ninguno sabía tanto de mi vida anterior como Kouran, lo cual me dejaba mucho margen para olvidarme un poco de todo sin tener una vocecita impertinente recordándome todo el rato lo que había dejado atrás.

miércoles, 24 de junio de 2009

5. Helena (My Chemical Romance)


He de decir en su favor que por lo menos Kouran fue discreta en esta ocasión.
Esperó hasta que Margot se marchó al entrenamiento de volley para empezar un interrogatorio del que sabía que me iba a ser imposible librarme.
-Así que Helena, ¿no?
Puse los ojos en blanco, sin volverme hacia ella.
-¿Es por eso por lo que echas tanto de menos Santander? – insistió
-Es mi amiga. Claro que la echo de menos.
Kouran se rió, tumbándose boca arriba en el sofá.
-A los amigos siempre se les echa de menos, pero cuando hablas con ellos no se te ilumina la cara de ese modo – filosofó.
Me giré hasta quedar frente a ella, subiendo disimuladamente el volumen de la televisión para que mis padres no nos escucharan desde fuera.
-¿Es tan obvio? – pregunté, dudando.
Kouran sacudió la cabeza.
-Es que a mí se me dan bien estas cosas – explicó - ¿me lo vas a contar?
-En realidad no hay demasiado que contar. Nos conocemos desde hace tanto tiempo que nunca… no me lo había planteado de ese modo…
-Hasta que fue demasiado tarde – completó ella
Cerré los ojos con fuerza. Hablar de eso por primera vez era como una … liberación. Como un primer paso para admitir algo que, de todos modos, ya sabía que existía.
-Hay cosas que si no las ves venir, no eres consciente de ellas – le dije- Helena era una constante en mi vida, algo que se suponía que siempre iba a estar allí. Nunca me planteé no verla durante tanto tiempo, o tener que limitarme a escucharla hablar desde el otro lado del teléfono. Una parte de mí sabía que no tenía más que cruzar la calle para encontrarme con ella y eso era lo que me impedía pensar las cosas con claridad. Aunque… hacía un par de meses que las cosas no estaban igual entre nosotros.
Kouran dio media vuelta, tumbándose boca abajo.
-¿Por qué?
Me encogí de hombros
-Crecimos, supongo
Era extraño. Precisamente los últimos meses habían sido en los que habíamos desaprovechado, o al menos en mi opinión. Era como si estuviéramos intentando acostumbrarnos a estar el uno sin el otro sin que la separación fuera demasiado dolorosa. Ella siempre tenía una sonrisa en la cara, un poco más tensa a medida que se acercaba el verano, y esa era la imagen que guardaba de ella.
La que se había quedado en ese abrazo de despedida. La Helena que jugaba al baloncesto en las pistas de detrás de nuestra casa mientras llovía a cántaros. La que cantaba cada vez que escuchaba una canción. La que sonreía de verdad y como antes y que ahora solo era eso, un recuerdo en algún rincón de mi mente.

viernes, 19 de junio de 2009

4. Shine On (The Kooks)



He de decir, ya que hablamos de Kouran, que no conseguí guardar el secreto mucho tiempo.
Un par de días más tarde estábamos los tres en el salón viendo una de esas películas que echan por las tardes en la televisión pública. Justo en el único momento de tensión de la trama, empezó a sonar "Estrella polar" en el móvil de Margot.
Mi hermana salió corriendo del salón y, en el momento en el que descolgó y estuvo en el pasillo, se escuchó un chillido.
Kouran frunció el ceño.
-¿Sabes quién es? - preguntó.
¿Si lo sabía? Sólo había una persona con la que Margot montaba tanto escándalo.
Pero estaba intentando borrar cualquier rastro de su presencia de mi mente, dejarlo todo atrás.
Así que no respondí.
Seguimos viendo la tele unos mintos, hasta que mi hermana entró de nuevo en la habitación y me pasó el teléfono.
Lo cogí sin decir nada y salí al pasillo, deseando que me hubiera equivocado y fuera nuestra abuela, o algo así. Pero era muy difícil equivocarse en esas ocasiones.
-¿Sí?
-Hola, rockstar - saludó Helena - ¿Cómo te tratan los ingleses?
Sonreí, mientras me sentaba en la encimera de la cocina.
- Bastante bien - respondí.
-¿Y las inglesas?
Tardé un par de segundos en responder.
-Las inglesas dan bastante miedo - bromeé.
Escuché su risa al otro extremo de la línea. Tan lejos...
-Ahora en serio, ¿en el colegio y todo eso bien, no? - preguntó, poniéndose seria.
-Dentro de lo que cabe... Todavía sigo intentando traducir los apuntes de la última clase de biología. Lo bueno es que tenemos español como optativa, así que ya tengo un 10 asegurado.
-Y eso que tú eras el que sabía inglés - me reprochó - Llego a ser yo y me tienen que poner en la clase de preescolar, a aprender a hablar de nuevo.
-En cuanto te acostumbras vas empezando a entender lo que te dicen...
No era una conversación demasiado profunda, una de esas que sólo se pueden tener con una persona cuando están cara a cara. Es complicado decir ciertas cosas por teléfono.
Como, por ejemplo, te echo de menos.
-Tengo que dejaros ya - dijo Helena tres cuartos de hora después. - Despídeme otra vez de tu hermana, ¿vale?
- Lo haré.
-Y portaos bien, ¿vale?

martes, 16 de junio de 2009

3. Welcome to the jungle (Guns and Roses)



La único que me gustó de primeras de tener que mudarnos fue el cambio de casa.
En Santader vivíamos en un piso en el centro de la ciudad; con tres dormitorios, un baño y un salón. Ahora, gracias a la empresa de mi padre, habíamos conseguido comprar un pequeño chalet en una urbanización de las afueras, de dos pisos, que tenía casi el doble de espacio que nuestra antigua casa. Además de la piscina en el centro de la urbanización.
En mi habitación todavía se amontonaban cajas de ropa sin deshacer, posters enrollados encima de la cama esperando que los pegara en las paredes y discos de música desperdigados por todo el cuarto. Tiré la mochila encima de todo el desastre de camisetas, libros y cuadernos en el que se había convertido mi mesa y bajé al salón con aire distraído.
Antes de que me pudiera sentar en el sofá, llamaron a la puerta.

Puse los ojos en blanco y fui a abrir, cogiendo ya el mando de la televisión para no perder tiempo. Sabía de sobra a quién me iba a encontrar en la puerta.
Una chica alta, de rasgos orientales, con el pelo castaño claro salpicado de mechas rojas.
-Te traigo tu CD - sonrió Kouran, ladeando la cabeza.
Kouran vivía en el chalet de enfrente, y había sido la primera persona a la que conocimos al llegar a Manchester. Tenía la misma edad que mi hermana, y las dos eran tal para cual. Y, además, tenía un gusto musical envidiable.
-¿Te gustó? - pregunté, mientras lo cogía.
Asintió.
- Voy a registrar tu mp3 más a menudo - me amenazó. - ¿Qué tal el primer día?
Le invité a pasar, mientras le comentaba el encuentro con Delilah y los demás. Frunció el ceño.
-Vaya suerte que tienes... - comentó.
-Eso dices tú - repliqué.
-Piénsatelo bien... ¡Es el destino! Has encontrado un grupo de rock en el primer día de clase. Las cosas no podían empezar mejor.
me callé un momento.
-Podrían -dije, sin dar más detalles.
Pero ella lo entendió de sobra. Se dejó caer en una de las sillas de la cocina con ademán cansado.
-¿Has dejado a alguien importante en España del que no me hayas hablado?- preguntó.
-Eso es información confidencial.
-¡Adam!
Negué con la cabeza.
-Conoces demasiado a mi hermana como para contártelo sin que sea peligroso - resumí.
Kouran me puso ojos de perrito abandonado, pero no cedí. No era el momento.
No aún.

viernes, 12 de junio de 2009

2. Hey there, Delilah (Plain White T's)


Hay momentos en los que la casualidad llama a tu puerta. Y, en ocasiones, lo hace en forma de Fender... Vale, en escasas ocasiones.
Pero lo que realmente importa es que mi nueva vida empezaba más o menos bien. Cosas de la vida, había encontrado una clase en la que, además de pijas y macarras, había personas de verdad. Personas con las que se podía tener una conversación más profunda que la ropa que ibas a llevar al día siguiente.
-El instituto no es un problema - comentó Delilah - Siempre y cuando sepas con quien no debes juntarte.
Miré a mi alrededor, desde los pupitres de la última fila. No parecía demasiado difícil de adivinar.
-Yo que tú tendría cuidado con esa - me recomendó Paul, señalando a una chica rubia sentada en la segunda fila.
-¿Quién es? - pregunté
-Una asesina de pobres gatitos desamparados. - explicó Tiffany
Enarqué una ceja, confundido. Tal vez le había entendido mal.
-¿En serio?
-No literalmente, pero sí - aseguró Francis. - Es Alesha
Delilah hizo que se callaran con un gesto de la mano.
-Seguramente intentará que te unas a su grupo, pero no es muy recomendable. Ninguno de ellos puede asegurar que son realmente amigos.
Asentí lentamente.
-Alesha igual a problemas. - resumí.
-Veo que lo has captado. En cuanto al resto... son más o menos inofensivos. Si les dejas en paz te dejan en paz. Está bastante equilibrado.
-Eso depende de como se mire - replicó Francis.- Teniendo en cuenta que sólo somos cuatro...
-Cinco - le corrigió Delilah
Sonreí, agradecido.
Contar con alguien ya en el primer día era más de lo que había esperado. Cuatro veces más, para ser exactos.

lunes, 8 de junio de 2009

1. Too Cool for School (Fountains of Wayne)


Empezar bachillerato o, en caso de Margot, terminar la ESO en un colegio totalmente diferente nunca es fácil. Y si encima está en inconveniente del idioma, más todavía.
Entré en el aula de mi nuevo instituto con la vista fija en el suelo, evitando la mirada de cualquier persona que se fijara en mí. Mirar a los ojos a una persona es como abrirles tu alma, como si pudieran ver como eras en realidad sólo con asomarse a ellos … y no tenía ganas de descubrirme tan pronto a la marea de pijas en la que se había convertido mi nueva clase.
Busqué una silla libre sin mucho ánimo, descolgándome la mochila del hombro, y entonces me fijé en algo apoyado contra la pared del fondo de la clase.
Una guitarra.
Cuando me volví hacia la chica que la sostenía, descubrí que me miraba fijamente, ladeando la cabeza. Aparté la mirada en cuanto mis ojos tropezaron con los de ella, de color oscuro, igual que su pelo cortado a la altura de la mandíbula.
Sonrió.
Se acercó a mí, dando saltitos, dejando bien claro que en esa ocasión no iba a poder pasar desapercibido.
-¡Hola! – exclamó - ¿Eres el nuevo?
Volví a mirarla. Era menuda, casi una cabeza más baja que yo.
Asentí lentamente.
-Soy Adam – me presenté.
-Delilah – respondió ella.
-Bonita guitarra.
Era una Fender Squier Bulet, de color azul oscuro. Ella sonrió, orgullosa.
-Gracias. Veo que entiendes del tema.
Lo cierto era que llevaba caso cinco años tocando la guitarra y, de hecho, en todo ese tiempo sólo había tocado delante de una persona. Supongo que ya os podéis imaginar de quién… Pero no creía que a ella le interesara ese detalle, o al menos por el momento.
-Tengo algo de práctica – dije, encogiéndome de hombros.
Una voz detrás de Delilah terminó con la conversación.
-¿No nos vas a presentar?
No me había fijado en el grupo de personas que estaban junto a ella.
El chico que había hablado era el más alto, con el pelo negro y rizado. Sostenía en las manos un par de baquetas de batería con las que tamborileaba en la mesa en la que estaba sentado.
Junto a él había una chica morena, con gafas de pasta delante de sus ojos castaños. Hablaba a media voz con un chico rubio, que todavía llevaba puestas unas gafas de sol que tenían pinta de ser bastante caras.
Delilah puso los ojos en blanco.
-Ya va… Resumiendo, Adam, estos son Paul, Tiffany y Francis… y viceversa. – nos presentó.
Tiffany y Paul me saludaron con una sonrisa, pero el último chico me miró durante un buen rato antes de hablat.
-Guitarrista – resolvió.
-¿Qué? – pregunté
-Que eres guitarrista. Me apuesto lo que sea.
No respondí. Delilah se me adelantó.
-¿En serio? – exclamó.
Algo me decía que era incapaz de hablar en un tono de voz más bajo.
Me reí.
-Pues…
Antes de que pudiera terminar la frase, me habían pasado la Fender, que sostuve con delicadeza entre mis manos.
No me paré a pensar, los acordes de “Know your enemy” de Green Day resonaron en el aula.

sábado, 6 de junio de 2009

Prologue: Highway to Hell (AC/DC)


Tal vez sea la última persona que crea en el amor a primera vista.
De echo, he tardado casi cuatro años en darme cuenta de que llevo casi todo este tiempo enamorado de la misma chica. Supongo que estaréis pensando que esta es la típica historia de amor, en la que llego al aeropuerto en el momento en que ella se va a marchar de la ciudad y consigo que se quede a mi lado...
Bueno, pues lamento decepcionaros. Porque para empezar, fui yo el que se marchó.
Debería empezar a contaros la historia desde el principio. O, según como se mire, desde el final. Mi madre no podía elegir mejor momento para las malas noticias de la hora de la comida, cuando estábamos los cuatro sentados a la mesa.
Pasó alternativamente la mirada de mi hermana a mi, con esa cara que pone siempre que nos mira. Por un momentó pensé que iba a empezar de nuevo con su perorata de lo poco que nos parecemos. Uno moreno, la otra pelorroja.
-Margot, Adam. - empezó, poniéndose seria- Nos mudamos a Manchester en cuanto acabe el verano.
Margot se atragantó con la comida.
-¿Manchester? - repetí.
Llevábamos toda la vida viviendo en Santander, llendo al mismo colegio, con los mismos amigos y los mismos sitios que visitar. Y ahora nos imponían no solo un cambio de país, si no un cambio de vida.
- A vuestro padre le han trasladado allí - continuó nuestra madre
-Ya veréis como os encanta - añadió nuestro padre.
Mi hermana terminó de toser, mirándome con cara ansiedad.
-Decidme que es coña - suplicó.
Obviamente, no lo era.
Pero no se tomó la noticia ni la mitad de mal que la chica a la que me refería al principio.
Helena. Su mejor amiga y, o al menos eso creía, la mía.
-Decidme que es coña- dijo ella también, palideciendo.
Nos quedaban apenas dos meses de verano, que pasaron tan deprisa que no nos dimos ni cuenta. Hasta que llegó el momento de la despedida. La despedida de los amigos de toda la vida, de la familia que dejábamos atrás y, por consecuencia, de ella.
Helena, su pelo castaño y sus ojos verdes se convertitía en otro recuerdo de una vida pasada que tendría que conformarme con recordar por las noches.
-Bueno, Adam. Acuérdate de mí un poco, ¿vale? - pidió, mientras los altavoces anunciaban nuestro vuelo.
Asentí, sin saber que decir. Margot me dio un codazo.
-¿Ni un abrazo ni nada? - se quejó
Iba a decir algo, pero Helena se adelantó, rodeándome con sus brazos.
-Te voy a echar de menos, idiota... - me dijo, dándome un beso en la mejilla.
-Yo más.
Se quedó allí, despidiéndose con la mano hasta que embarcamos.
Ni persecución, ni declaración. Lo siento.
LLegué a pensar que era el final, empezar de cero, olvidarlo todo... pero una vez más ella me demostró que me equivocaba.